Un bœuf, un baudet, un cheval,
se disputaient la préséance.
Un baudet! direz-vous, tant d’orgueil
lui sied mal!
A qui l´orgueil sied-il ? Et qui de nous ne pense
valoir ceux que le rang, les talents,
la naissance
elèvent au-dessus de nous?
Le boeuf, d´un ton modeste et
doux, alléguait ses nombreux
services, sa force, sa docilité;
le coursier sa valeur, ses nobles
exercices, et l´âne son
utilité.
Prenons, dit le cheval, les hommes
pour arbitres:
Un buey, un asno y un caballo se disputaban
de la prelación.
-Un asno, dirá, tanto orgullo
le hace quedar mal. ¿A quién
sienta bien el orgullo? ¿Y
quién de nosotros no piensa
valorar a aquellos que se elevan por
la clase, los talentos y el nacimiento
sobre nosotros?
El buey, con una voz dulce y modesta,
alegó sus numerosos aptitudes,
su fuerza, su docilidad, el corcel
su valor, sus nobles ejercicios y
el asno su utilidad.
-Tomemos, dice el caballo, los hombres
por árbitros.
En voici venir trois, exposons-leur nos titres.
Si deux sont d´un avis le procès est jugé.
Les trois hommes venus, notre boeuf
est chargé d´être
le rapporteur ; il explique l´affaire,
et demande le jugement.
Un des juges choisis, maquignon bas-normand
crie aussitôt: La chose est
claire, le cheval a gagné.
Non pas, mon cher confrère,
dit le second jugeur, c´était
un gros meunier, l´âne
doit marcher le premier; tout autre
avis serait d´une injustice
extrême.
Ahí vienen tres, expongámosles
nuestros títulos.
Si dos son de la misma opinión
se juzga el pleito.
Al llegar los tres, nuestro buey está
encargado de ser el ponente. Explica
el asunto y pide el juicio.
Uno de los jueces elegidos, comerciante
en caballos bajo normando, grita inmediatamente
- la cosa queda clara, el caballo
ha ganado.
- No, mi querido colega, dice el segundo
juez, era un molinero gordo, el asno
debe ir el primero, cualquier otro
dictamen sería de una injusticia
extrema.
Oh ! que nenni, dit le troisième,
fermier de sa paroisse et riche laboureur,
au boeuf appartient cet honneur.
Quoi ! reprend le coursier, écumant
de colère, votre avis n´est
dicté que par votre intérêt?
Eh ! mais, dit le Normand, par quoi
donc, s´il vous plaît?
N´est-ce pas le code ordinaire?
-Ay, que tontería, dice el
tercero, agricultor de su parroquia
y rico labriego, al buey pertenece
este honor.
-¡Qué! ¿reanuda
el corcel, espumando de cólera,
su dictamen no sólo se ha dictado
por su interés?
- Eh! pero, dice el Normando, ¿por
qué pues?, por favor. ¿No
es el comportamiento ordinario?