Condamné à mort! - Condenado a muerte


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XXXIII


J'ai fermé les yeux, et j'ai mis les mains dessus, et j'ai tâché d'oublier, d'oublier le présent dans le passé. Tandis que je rêve, les souvenirs de mon enfance et de ma jeunesse me reviennent un à un, doux, calmes, riants, comme des îles de fleurs sur ce gouffre de pensées noires et confuses qui tourbillonnent dans mon cerveau.
XXXIII

He cerrado los ojos y me he puesto las manos delante de ellos para esforzarme en olvidar las cosas presente pensando en las pasadas. Cuando sueño así, vuelven a mi mente las reminiscencias de mi infancia y juventud, una a una, dulces, en calma y risueñas como islas de flores en medio del golfo de pensamientos tenebrosos y confusos, cuyas tempestades llenan mi cererbro.

Je me revois enfant, écolier rieur et frais, jouant, courant, criant avec mes frères dans la grande allée verte de ce jardin sauvage où ont coulé mes premières années, ancien enclos de religieuses que domine de sa tête de plomb le sombre dôme du Val-de-Grâce.
Vuelvo a verme niño, estudiante vivaz y alegre, jugando, corriendo, gritando con mis hermanos en la avenida verde de aquel magnífico jardín donde fluyeron mis primeros años, antiguo recinto de religiosas, que domina con su cabeza de plomo la sombría cúpula del Valle-de-Gracia.

Et puis, quatre ans plus tard, m'y voilà encore, toujours enfant, mais déjà rêveur et passionné. Il y a une jeune fille dans le solitaire jardin.
Cuatro años después, heme aquí niño todavía, pero ya distraído y apasionado. Había entonces una jóven en el solitario jardín.

La petite Espagnole, avec ses grands yeux et ses grands cheveux, sa peau brune et dorée, ses lèvres rouges et ses joues roses, l'Andalouse de quatorze ans, Pepa.
La españolita de los ojos rasgados y rica caballera, la de cútis moreno y dorado, con labios de carmín y mejillas de rosa, Pepa, la linda andalua de catorce años.

Nos mères nous ont dit d'aller courir ensemble ; nous sommes venus nous promener. On nous a dit de jouer, et nous causons, enfants du même âge, non du même sexe.
Nos habían dicho nuestras madres que fuésemos a correr juntos. Nosotros nos habíamos venido al jard´na a pasearnos. También nos habían dicho que jugásemos, pero nosotros hablabamos como muchachos de la misma edad, pero de diferente sexo.

Pourtant, il n'y a encore qu'un an, nous courions, nous luttions ensemble. Je disputais à Pepita la plus belle pomme du pommier ; je la frappais pour un nid d'oiseau. Elle pleurait ; je disais : C'est bien fait ! et nous allions tous deux nous plaindre ensemble à nos mères, qui nous donnaient tort tout haut et raison tout bas.
Sin embargo, no hacía más que un año que aun corríamos y luchábamos juntos. Yo disputaba a Pepita la mejor poma del manzano y le maltraté un día por un nido de pájaros. Ella lloraba, pero yo creía que estaba bien hecho. Fuimos a quejarnos los dos a nuestras madres, que nos reprendieron de recio, disculpandonos en voz baja.

Maintenant elle s'appuie sur mon bras et je suis tout fier et tout ému. Nous marchons lentement, nous parlons bas. Elle laisse tomber son mouchoir ; je le lui ramasse. Nos mains tremblent en se touchant. Elle me parle des petits oiseaux, de l'étoile qu'on voit là-bas, du couchant vermeil derrière les arbres, ou bien de ses amies de pension, de sa robe et de ses rubans. Nous disons des choses innocentes, et nous rougissons tous deux. La petite fille est devenue jeune fille.
Más aquella tarde iba yo orgullosísimo y conmovido porque la llevaba del brazo. Nos paseábamos despacito y hablábamos de quedo. Se le cayó el pañuelo, lo recogí yo al momento y nos temblaban las manos al ponerse en contacto. Me hablaba ella de los pajarillos, de una estrella que se veía hácia el horizonte, del ocaso encendido del sol, visible por entre los árboles o bien des sus amigas de escuela, de sus vestido y de sus cintas. Nos decíamos cosas inocentes y nos ruborizábamos de ellas. En fin, la niña se había ya vuelto jóven.

Ce soir-là -c'était un soir d'été, -nous étions sous les marronniers, au fond du jardin. Après un de ces longs silences qui remplissaient nos promenades, elle quitta tout à coup mon bras, et me dit : Courons !
Pasaba esto una tarde de verano debajo de los castaños en el fondo del jardín. Después de uno de aquellos largos intervalos de silencio que llenaban nuestros paseos, soltó Pepa repentinamente mi brazo y esclamó: Corramos!

Je la vois encore, elle était tout en noir, en deuil de sa grand'mère. Il lui passa par la tête une idée d'enfant, Pepa redevint Pepita ; elle me dit : Courons !
Todavía me parece que la veo! Iba vestida de luto por la muerte de su abuela! Sin duda le pasó por la mente una idea infantil y Pepa volvió a ser Pepita cuando me dijo: Corramos!

Et elle se mit à courir devant moi avec sa taille fine comme le corset d'une abeille et ses petits pieds qui relevaient sa robe jusqu'à mijambe. Je la poursuivis, elle fuyait ; le vent de sa course soulevait par moments sa pèlerine noire, et me laissait voir son dos brun et frais.
Y salió por delante de mí con aquella cintura frágil como la de una abeja y los ligeros y pequeñuelos pies levantándole la ropa hasta la mitad de la pierna. Yo la seguía en su huída y el viento de la carrera le suspendía el pañuelo, mostrándome su espalda fresca y morena.

J'étais hors de moi. Je l'atteignis près du vieux puisard en ruine ; je la pris par la ceinture, du droit de victoire, et je la fis asseoir sur un banc de gazon ; elle ne résista pas. Elle était essoufflée et riait. Moi, j'étais sérieux, et je regardais ses prunelles noires à travers ses cils noirs.
Iba yo fuera de mí. Al fin la alcancé cerca de una cisterna vieja ya arruinada, le ceñi el brazo por la cintura usando del derecho de la victoria y la hice sentar un banco de césped, sin encontrar ninguna resistencia de parte suya. Estaba ella hadeando y riéndose als mismo tiempo. Yo sério y mirando con adoración las niñas negras de sus ojos, por entre las negras pestañas que los circuían.

-Asseyez-vous là, me dit-elle. Il fait encore grand jour, lisons quelque chose. Avez-vous un livre ? J'avais sur moi le tome second des Voyages de Spallanzani. J'ouvris au hasard, je me rapprochai d'elle, elle appuya son épaule à mon épaule, et nous nous mîmes à lire chacun de notre côté, tout bas, la même page.
-Siéntate junto a mí, me dijo. Todavía se ve. Leamos un poco. Traes algun libro? Llevaba conmigo el tomo 2° de los viajes de Spallanzani. Lo abrí por cualquier parte, me acerque a ella y sustentando con mi espalda la suya a leer la misma página cada uno para sí.

Avant de tourner le feuillet, elle était toujours obligée de m'attendre. Mon esprit allait moins vite que le sien.
-Avez-vous fini ? me disait-elle, que j'avais à peine commencé.
Pero me tenía que esperar ella siempre antes de volver de volver la hoja. Su espíritu era más viváz que el mio. No has acabado aún! me preguntaba cuando leía yo por el principio.

Cependant nos têtes se touchaient, nos cheveux se mêlaient, nos haleines peu à peu se rapprochèrent, et nos bouches tout à coup. Quand nous voulûmes continuer notre lecture, le ciel était étoilé. -Oh ! maman, maman, dit-elle en rentrant, si tu savais comme nous avons couru ! Moi, je gardais le silence. -Tu ne dis rien, me dit ma mère, tu as l'air triste.

Se tocaban entretanto nuestras cabezas.Se habían mezclado y nuestros cabellos. Nuestros alientos se acercaron poco a poco y nuestras bocas repentinamente. Cuando quisimos continuar la lectura estaba ya el cielo estrellado. -Si viera usted mamá, dijo Pepita al entrar en casa, si viera usted lo que hemos corrido! Yo estaba callado por mi parte. -Y no se te ocurre a ti nada, niño! me preguntó mi madre. - Parece que estás como triste.







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